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Fibra de carbono o aluminio: ¿Qué es mejor?

¿Qué es mejor: la fibra de carbono o el aluminio? Te mostramos la diferencia entre ambos en aspectos como el peso, maniobrabilidad, durabilidad y precio para que consideres cuál es el cuadro de bicicleta que se ajusta mejor a ti.

El aluminio y la fibra de carbono son dos de los materiales más populares en la fabricación de cuadros de bicicletas. Veamos que diferencias existen entre estos dos materiales y cuáles son sus ventajas y desventajas.

¿Cuáles son las principales diferencias entre los cuadros de fibra de carbono y aluminio?

Peso

El peso es una de las diferencias principales entre estos dos cuadros.

Una bicicleta más ligera permite que la conducción sea mucho más cómoda, por lo que, en cuanto al peso, los cuadros de fibra de carbono son mucho más ligeros.

Esto no quiere decir que no sea posible fabricar una bicicleta ligera de aluminio, que las hay. Sin embargo, los cuadros de fibra de carbono serán casi siempre más ligeros que su equivalente de aluminio.

La fibra de carbono tiene una amplia ventaja con respecto al peso frente al cuadro de aluminio. Y es que los diseñadores y fabricantes de bicicletas de carbono consiguen con este material producir unas bicicletas altamente resistentes, a la vez que ridículamente ligeras.

Sin embargo, no todo el carbono es igual.

El carbono de menor grado tiene más rellenos, lo que permite que los costes se reduzcan, pero que el peso aumente. Tanto es así que, es posible que un cuadro de carbono de fabricado con un carbono de menor grado pese más que un cuadro de aluminio de gama alta.

Sin embargo, el cuadro solo contribuye a una parte del peso total de la bicicleta. Los componentes son la otra mitad de la ecuación. Un cuadro de carbono con componentes de gama baja puede pesar lo mismo o más que un buen cuadro de aluminio con piezas de gama alta.

Además, las ruedas también marcan una gran diferencia en el peso de la bicicleta y en la sensación de peso que se tiene al montarla.

Maniobrabilidad

Las bicicletas fabricadas que se fabrican hoy en día son mucho más sensibles que los modelos antiguos. Cuando pedaleas con fuerza o giras rápidamente, el cuadro debe ser rígido para que las fuerzas de torsión no te resten potencia ni alteren el equilibrio de la bicicleta.

La fibra de carbono en este sentido es más maniobrable que el aluminio porque tiene más posibilidades de ser ajustada para crear una conducción más cómoda.

Cambiando la dirección de las fibras de carbono, se puede conseguir que la dirección sea más rígida en una dirección específica.

Durabilidad

Mientras que la fibra de carbono tiene una vida casi infinita, los cuadros de aluminio pueden no durar toda la vida.

El mayor riesgo para los de fibra de carbono sigue siendo el de sufrir grietas y otros daños por impactos directos, como las que se pueden producir en grandes caídas.

Sin embargo, los cuadros de fibra de carbono pueden repararse fácilmente y, cuando se hace correctamente, el rendimiento y la durabilidad del cuadro reparado apenas se distingue de los de cuando era nuevo.

Eso es algo que no se puede decir del aluminio.

Aunque los cuadros de aluminio no suelen repararse, su sustitución es menos costosa. Además, el aluminio puede soportar algunos choques e impactos y seguir siendo apto para circular.

Sin embargo, ciertas abolladuras en zonas clave pueden comprometer un cuadro de aluminio. Es normal que puedan aparecer grietas en las soldaduras que eventualmente pueden conseguir que el cuadro se rompa.

Sea cual sea el material con el que está fabricado el cuadro, es importante inspeccionarlo de manera regular para asegurarse de que es seguro.

La forma más sencilla de saber si los cuadros de fibra de carbono están agrietados es pasando un trapo limpio por los tubos para ver si se engancha en alguna fibra suelta.

También puedes optar por golpear una zona que haya sufrido un impacto y escuchar el sonido: un sonido grave es una mala señal, pero un «tic» limpio y nítido significaría que está bien.

En definitiva, cualquier cuadro de bicicleta bien cuidado puede durar mucho tiempo. La mala suerte y los choques pueden ocurrir, y en estos casos, el aluminio puede ser más duradero, además de más barato de reemplazar. El carbono puede resultar dañado por los impactos, pero, al igual que el aluminio, se puede reparar.

Precio

Aquí no hay debate: los cuadros de aluminio son más económicos que los de fibra de carbono.

Se requiere más ingeniería, el proceso de fabricación es más intensivo en mano de obra y cada cuadro requiere un molde específico que aumenta aún más el coste. Es posible que los cuadros de aluminio se construyan a máquina, pero la fibra de carbono sigue haciéndose de manera manual.

Cuando hablamos de bicicletas del mismo precio, las bicicletas de aluminio suele tener mejores componentes que las de fibra de carbono.

Es un acto de equilibrio entre pagar por la calidad del cuadro y la calidad de los componentes. Recuerda que los componentes son siempre más fáciles de mejorar que los cuadros.

Que el aluminio sea más barato no lo hace mejor o peor. Simplemente, es una cuestión de gustos. El coste menos elevado de un cuadro de aluminio puede hacer que tengamos un presupuesto más amplio para colocarle componentes de gama alta a nuestra bicicleta.

Conclusión

Ahora te toca a ti decidir, a partir de esta información, a qué le das una mayor importancia.

¿Qué importancia tiene el peso para ti? ¿Eres ciclista de competición o más bien ocasional? ¿Piensas sufrir muchas caídas? ¿Con qué presupuesto cuentas?

Hazte estas preguntas y será más fácil decidirte por una u otra. Algunos ciclistas no necesitan el carbono, mientras que otros no soportan la idea de montar en bicicletas de aluminio.

Por eso, la decisión siempre dependerá de una cantidad de factores a los que tú le des mayor importancia. 

Y tú, ¿prefieres los cuadros de aluminio o de fibra de carbono?

Déjanos tu opinión en los comentarios.

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