De repente, un dolor te atraviesa la pierna y te detienes al lado de la carretera. No estás seguro de qué puede ser, pero te das cuenta de que la rodilla te late y sientes toda la pierna como si estuviera ardiendo. ¿Te suena de algo?
Has sufrido un calambre en la pierna (una afección bastante común para cualquier ciclista) que provoca un intenso dolor en la pierna o en el músculo de la pierna. Además de causar un dolor insoportable, puede dejar la pantorrilla, el muslo o el cuádriceps con la sensación de tener un nudo, lo que dificulta la finalización del recorrido.
Incluso aquellos ciclistas que llevan poco tiempo montando en bicicleta pueden sufrir calambres en las piernas. No solo les ocurre a los ciclistas experimentados.
Motivos por lo que aparecen calambres en las piernas mientras practicamos ciclismo
Son muchas las razones que provocan estos calambres, pero hay algunas causas que debes conocer: el sobreesfuerzo, la deshidratación y el consumo de demasiada sal.
Has exprimido tus músculos demasiado
Es posible que hayas intentado ir demasiado rápido o demasiado lejos en comparación con tu rutina de entrenamiento típica.
Los calambres son muy comunes en aquellos ciclistas que se unen a grupos de otros ciclistas que pueden tener un ritmo superior. En estos casos, la velocidad del grupo puede ser superior a la que puedan aguantar tus piernas y tus músculos sufran más. O tal vez simplemente estás fuera de forma y el esfuerzo que requiere tu paseo en este momento es demasiado exigente.
¿Cómo prevenirlo?
La solución para prevenir este tipo de calambres es bastante obvia: no te excedas en el esfuerzo al que estás acostumbrado a hacer. Esto no significa que no trates de progresar, sino que se trata de que lo hagas de manera escalonada para evitar lesiones de este tipo.
Si cambias el ritmo o la distancia, ajusta la otra variable en consecuencia. Así, si vas más lejos, reduce la velocidad. O si vas más rápido, trata de acortar el recorrido.
Deshidratación
La deshidratación es una causa muy común de los calambres en las piernas mientras se practica ciclismo, y especialmente cuando se realizan recorridos largos y calurosos.
Después de todo, la deshidratación no solo afecta a las piernas, sino también a las caderas, el estómago y los riñones. Los resultados son lo suficientemente graves como para que sientas que te vas a desmayar en la propia bicicleta. Es posible que no te des cuenta del grado de deshidratación porque no has bebido suficiente agua o porque has sudado mucho.
¿Cómo prevenirlo?
La regla es muy sencilla: Cuanto más calor haga, mayor debe ser la ingesta de líquido. Así que asegúrate de comprobar cuanto tiempo vas a pasar fuera y lleva unas cuantas botellas. Puedes incluso mezclar en una botella agua con algún tipo de cítrico como el limón para que no te aburras de beber solo agua. Haz lo que puedas para que te apetezca beber más a lo largo del recorrido.
Falta de electrolitos
Los electrolitos minerales como el sodio, el potasio y el calcio son esenciales para el organismo en muchos aspectos, entre ellos la función muscular. Cuando tienes poca cantidad, los músculos se ponen rígidos y se acalambran con facilidad.
Al sudar, se pierden electrolitos rápidamente. Y la sangre tiende a acumularse en las extremidades, lo que puede provocar síntomas de calambres. En un entrenamiento demasiado agresivo puede incluso provocar calambres en los propios músculos.
¿Como prevenirlo?
Lo primero que puede hacer es abastecerse de sodio unos días antes de la salida. De este modo, tendrás un suministro completo de electrolitos para empezar.
Mientras corres o montas en bicicleta, las pastillas de electrolitos pueden darte un rápido impulso de potasio, bicarbonato u otros electrolitos esenciales. A veces, estos suplementos están incluidos en las bebidas que se compran en las tiendas de deportes. También deberías llevar tu propia provisión.